Toda cultura que se precie de tal tiene como uno de sus principios fundamentales el respeto por sus mayores. Nuestro sistema socialista por su orientación esencialmente humanista no puede dejar de lado el deber de velar por el bienestar de quienes luego de dedicar su vida a trabajar por su país tienen el derecho a retirarse a descansar y disfrutar de todo lo que pudieron construir durante su vida.
Hemos escuchado en las transmisiones televisivas los argumentos sustentatorios del proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social para el cambio estratégico de nuestra sociedad, entre ellos la argumentación de que actualmente las aportaciones de los trabajadores llegan a ser un 80% del presupuesto total necesario para cubrir las pensiones de jubilación. Se argumentó también que parte de este problema es que las personas en Cuba suelen vivir un promedio de 15 años después de su retiro laboral. El expositor insistió en fundamentar que el gobierno no puede seguir “subvencionando” estas pensiones con el presupuesto del Estado y que es necesario corregir esta situación.
En principio, concuerdo con la necesidad de ir eliminando aquellos subsidios que benefician tanto al que trabaja como al que no trabaja o al que por diferentes motivos tiene ingresos tales que le permiten llevar un nivel de vida por encima de la media de la población como es el caso de determinados artistas o propietarios de negocios particulares con márgenes de ganancia elevados. El mismo Raúl Castro dijo hace unos días que “muchos cubanos han confundido el socialismo con las gratuidades y subsidios, la igualdad con el igualitarismo, ya que se beneficia a los que trabajan y a aquellos que no lo hacen”. Sin embargo hay casos como el de las pensiones de jubilación que conciernen específicamente a aquellos que han trabajado durante muchos años, ganándose el derecho a una jubilación digna.
Actualmente los trabajadores pueden retirarse a los 65 años, las trabajadoras a los 60 años, y percibir el 60% de sus remuneraciones como pensión de jubilación. Y siendo el promedio de expectativas de vida en Cuba de 75 años, luego de jubilarse la mayoría de los trabajadores tendrá un promedio de diez años de vida en los que percibirá las pensiones de jubilación. Pero aún más importante que el margen de años durante los que gozarán de este beneficio, está el asunto de que las personas que trabajaron hasta la edad de jubilación, no solamente aportaron al fondo de pensiones, aportaron además al país con su trabajo, lo que en términos capitalistas se identifica como la plusvalía. Esta plusvalía de la cual suele apropiarse el empresario inversionista en una economía capitalista, en nuestro sistema pasa a ser administrada por el Estado para revertirla en los servicios y beneficios sociales para la población. Por lo tanto, si el Estado designa parte del presupuesto nacional a cubrir un porcentaje del pago de pensiones de jubilación, no está subsidiando a los jubilados y jubiladas, está retribuyendo parte de lo que recibió de esos trabajos. Y si actualmente es un 20% del total de las pensiones, en mi opinión podría pensarse en ampliar esa retribución y dar a los retirados una pensión mayor que les permita seguir viviendo al menos al nivel del que tenían durante la etapa en que fueron trabajadores activos.
El caso de las pensiones de jubilación no es el caso de los subsidios es un beneficio social ganado con el esfuerzo de muchos años de trabajo y es un derecho de los trabajadores para poder mantener una vida digna y decente luego de su retiro laboral.
Aclaró también Raúl Castro, durante la conclusión del sexto periodo ordinario de la séptima legislatura del parlamento, que: “Nadie debe llamarse a engaño, los Lineamientos señalan el rumbo hacia el futuro socialista, ajustado a las condiciones de Cuba, no al pasado capitalista y neocolonial derrocado por la Revolución”. Pensando en mantenernos dentro de nuestros principios socialistas y siendo fieles a esta declaración, no habría otro camino que distanciarnos de las tendencias de los países capitalistas y de los lineamientos neoliberales del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial en los cuales se está tratando de recortar este derecho de los trabajadores, provocando enfrentamientos como los ocurridos en Francia y Grecia entre otros y amenazan ocurrir en España.
La Habana, enero de 2011.