miércoles, 26 de enero de 2011

Por Cuba, reflexionemos todos.

Cuba vive un momento crítico, se escucha decirlo en todas partes y a todo nivel dentro del país. Lo ha mencionado Fidel Castro en sus reflexiones y en entrevistas otorgadas a los medios. Lo ha reafirmado Raúl durante las discusiones del proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social que se discute en el país. Son necesarios cambios ante los errores cometidos “para hacer sustentable e irreversible el Socialismo en Cuba”. Pero las reflexiones no pueden ser solamente tarea de los líderes, reflexionar es una tarea de todos. Reflexionemos todos.

Urgen realmente giros en las políticas de Estado, en las estructuras económicas, en la organización social. Las altas esferas del partido reconocen su “plena conciencia de los errores cometidos y la necesidad de los Lineamientos que marcan el inicio del camino de la rectificación y la necesaria actualización de nuestro modelo económico socialista” así como la “urgencia de introducir cambios estratégicos en el funcionamiento de la economía”.

Preguntémonos ¿qué pasó? ¿en qué se erró? ¿dónde estuvieron las fallas?

A mediados del siglo pasado Cuba tuvo una generación de grandes héroes que supieron rebelarse contra la injusta situación existente, que supieron organizarse y luchar contra una dictadura tiránica y vencerla para implementar el socialismo en Cuba. Estos fueron los mayores logros y los méritos incuestionables de esa generación a la que debemos la implementación del sistema socialista en Cuba.

Posteriormente a esa gesta ocurre que esa generación de grandes héroes siguió luchando, trabajando y envejeciendo bajo el brillo de sus logros, con una fuerza tal que eclipsó casi totalmente a las generaciones posteriores impidiéndoles asumir sus roles. Actualmente muchos de los hombres de esa histórica generación , que ya andan entre los setenta y ochentaitantos años, siguen copando los puestos directrices en su afán de sacar adelante al país, sin tener en cuenta el relevo histórico necesario. Las tareas que la historia les asignó fueron cumplidas y luego vinieron otras generaciones que debían cumplir las tareas siguientes dentro de la dirección de la revolución y de la administración del país y que lamentablemente, ante el peso de la anterior generación no llegaron a asumir sus funciones a plenitud. Las tareas de consolidación y desarrollo del socialismo continuaron siendo asumidas por los viejos héroes de la revolución.

Dialécticamente, todo aquello que no continúa su proceso de desarrollo da lugar al inicio de un proceso de descomposición, es algo duro pero al mismo tiempo una ley real e inflexible. El socialismo en Cuba no logró nuevos niveles de desarrollo, en parte por las presiones externas, en parte por el triunfalismo de la generación que lo implantó y en parte por la imposibilidad de las generaciones que la sucedieron para lograr llegar a las funciones claves de dirección. Las consecuencias son evidentes y nos vemos obligados a reconocer los errores y a iniciar el camino de la rectificación.

Pero ¿a quiénes toca esta tarea de labrar el camino de las rectificaciones para lograr retomar el impulso necesario para el desarrollo de un socialismo moderno adaptado a las particularidades de Cuba y a los tiempos en que nos está tocando vivir? A mi entender no es ya a nuestros viejos grandes héroes, ellos ya dieron su cuota de esfuerzo. Existe actualmente una buena cantidad de cuadros y profesionales capacitados de generaciones más recientes que no pueden permitirse el ver pasar la historia sin tener una voz cantante y un quehacer actuante. Cuba necesita de nuevas soluciones, nuevas ideas, nuevas y más modernas concepciones que solamente pueden ser planteadas y conducidas por los nuevos hombres y mujeres, formados durante todas estas etapas pasadas. Es imprescindible confiar en estas nuevas generaciones surgidas en medio de estas últimas décadas para la tarea de seguir desarrollando y construyendo un mejor sistema socialista en esta histórica isla. No podemos apelar a la falta de experiencia porque no hay tal, los cuadros de ahora se formaron durante etapas tan duras como el “periodo especial”, han vivido directamente las agresiones del imperialismo norteamericano, se han alegrado de los éxitos logrados y han sufrido con los reveses, conocen las particularidades de esta época, son los hombres y mujeres llamados a asumir el cambio. Tenemos la obligación de confiar en ellos y ellos tienen la obligación de asumir el rol que les corresponde en la dirección del país.

Sin temor a equivocarme y con todo el respeto que he tenido siempre por las personas mayores, todo hombre de más de 65 años o mujer de 60 años tiene la necesidad y la obligación de retirarse con la satisfacción o no de la tarea cumplida o no cumplida. Y esto debe aplicarse a todo nivel y en todos los sectores de la administración pública. Mas allá de esta edad las funciones a cumplir deben ser de asesoría o de consultoría. Alarcón dijo en una elocución mas teórica que práctica: “Es cierto que la generación histórica, la que participó en la lucha que condujo al derrocamiento de Batista y a la instauración del poder revolucionario, se va agotando, va terminando, pero no nos olvidemos que a esa generación le ha sucedido otra que también ha combatido, los jóvenes que pelearon en Angola, en playa Girón, los jóvenes que hoy mismo están cumpliendo misiones, internacinalistas que cumplen misiones muy delicadas en América Latina, en África, en Asia, en cualquier parte del mundo. Es decir, ha habido una continuidad en el espíritu revolucionario inicial, por supuesto, con los cambios inevitables que implica la evolución generacional. Nadie puede pensar o imaginar que los hijos y nietos tengan los mismos gustos o estilos que los padres o abuelos, pero que tengan el mismo patriotismo y convicciones básicas, por supuesto que apostamos por eso”.

¿Qué impide en este momento de cambios el relevo en los roles de dirección? Simplemente nada. Nada lo impide por cuanto las estructuras democráticas que existen en este país permiten tomar conciencia de la necesidad indispensable del relevo histórico y dejar de continuar reeligiendo y designando indefinidamente a nuestras antiguas figuras históricas para dar paso a la elección de nuevos cuadros en los cargos de dirección, desde las bases hasta los más altos niveles de gobierno. Es el momento de optar por el relevo o condenarnos dialécticamente a la autodestrucción.

Por Cuba, reflexionemos todos.

La Habana enero de 2011.


No hay comentarios:

Publicar un comentario